Buenos días amigos de la bicicleta y de los ataques desaforados. No tengo mucho tiempo, pero paso a contaros los hechos más relevantes de esta grandiosa e inédita etapa en nuestro grupo “dándolo todo”.
Primero los números de la etapa, según mi cuentakilómetros:
- 130,81 km realizados desde el puerto de Burriana.
- Con un tiempo de 6 horas y 4 minutos pedaleando.
- Con una media de 21,5 km a la hora.
- Y una velocidad máxima de 66 km/h.
- Y un almuerzo de casi 1 hora y 30 minutos. CASI PANTAGRUÉLICO!
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Salida a las 7 de la mañana acudiendo todos puntualmente a casa de Pablo. Fantástica puntualidad! Casero toma nota! Qué siempre llegas ruede! Cuando salimos de casa aún era de noche. Medio adormilados encaramos hacia la carretera de Betxí. Aquí no hubo ataques, menos mal, porque hacía de buena mañana un infernal viento de cara que nos acompañó hasta pasada onda. En el trayecto de Betxí a Onda el grupo se mantuvo tranquilo y Vidal manifestó su intención de no atacar. Todo era una táctica, como bien se observó después. Vidal – Cancellara siempre depara sorpresas en todas las salidas.
En las calles de Onda pablo se dopó con una nueva ampolla alucinógena de esas que se toma, ya que las primeras dificultades montañosas estaban muy cerca. Nada más salir de Onda empieza la subida al primero de los “Salvadores”, que no son muy largos pero sí duros. Son como 3 collados de Artana, con algunas rampas más duras. En la cima del primer Salvador hay una iglesia que da nombre a esta pequeña subida. Si os adentráis un día a hacer turismo, os recibirá un jovenzuelo en la puerta que siempre pone cara de darlo todo… En la primera rampa Vidal lanzó su ataque, y ya no lo vimos hasta el cruce de Fanzara, la etapa prometía! Atacando al inicio de la subida y quedando aún 100 km de etapa! Hay que quitarse el sombrero. Nosotros 3 subimos los Salvadores guardando fuerzas porque no sabíamos lo que nos esperaba más adelante. Pablo guardó más fuerzas que el resto…no lo estaba dando todo!
En Fanzara hicimos el reagrupamiento y paramos a poner agua a nuestros exiguos botellines (tendré que ir pensando en instalarme un segundo botellín para las etapas descomunales…). Empezaba a entrarme un hambre voraz que sólo podía augurar una futura pájara antes del almuerzo. Nuestro siguiente punto de paso era Argelita. La carretera hasta allí fue de repechos traicioneros en los que Vidal se destapó con un nuevo ataque, éste de menor intensidad que el de los Salvadorets.
Pasando Argelita comienza un magnífico desfiladero camino de Ludiente. Vimos el desvío que lleva directamente a Lucena subiendo por el famoso puerto del “Salto del Caballo”. Sube a una altiplanicie desoladora a casi 800 metros de altitud: cuentan que tiene 10km de subida con unas rampas durísimas que llegan al 12%. Sólo de ver su primera y larga rampa, enmudecimos y seguimos camino de Ludiente por el desfiladero, siempre picando la carretera hacia arriba. Maldito Salto del caballo, en breve regresaremos a cabalgarte!
Antes de llegar a Ludiente tuvimos que hacer una parada técnica para mear y para descansar nuestros doloridos pies. A Vidal de tanto ataque se le habían dormido los pies y tuvo que darse un masaje de emergencia aposentado en una propicia montaña de árido… ¿sería una nueva estrategia?
Llegados a Ludiente, paramos nuevamente a rellenar nuestros botellines. Llegados a este punto sabíamos que comenzaba la desconocida subida al Castillo de Villamalefa de unos 10 km hasta la cima de El Remocador. El Castillo está a 3 km de coronar, así que nos quedaban 7 por delante antes de nuestro merecido almuerzo. El puerto de El Remolcador por Ludiente resulta ser una subida muy cobijada por los árboles, larga y de pendiente bastante suave. Es un puerto para subirlo a tren tirando de gran desarrollo y asfixiar a cualquier moscón advenedizo que se te lape a rueda.
La sensación de hambre era ya totalmente acuciante para mí, Vidal decía lo mismo así que me saqué de la chistera una barrita concentrada en carbohidratos que le di para que pudiera afrontar la subida con garantía de éxito. Empezamos la subida con unas rampas iniciales bastante duras. Pablo decidió no cebarse y aminoró fiel a su estilo de subir de menos a más, no lo estaba dando todo! Amonestación al canto y aviso de Juansab!. Abrimos cierto trecho, la sombra y la temperatura fresca fue muy de nuestro gusto. Conforme íbamos trepando por la zona arbolada y las curvas de herradura,
lanzábamos a Pablo, y él los contestaba. Los gritos cada vez se oían más cercanos, estaba dándonos caza! Ahora sí que lo estaba dando todo! Al poco se oyó un grito de “ya os tengo cabrones!” me giré y ya lo teníamos a 100 metros! Entonces ocurrió que llegamos a una curva portentosa y empinada que le jodió su buen ritmo y lo hundió en la miseria…se quedó más tieso que el gran Miguelón subiendo a Les Arcs en el Tour de 1996! Juas juas juas. Estábamos a más de la mitad de la subida. Las molestias en mi rodilla y mi espalda me hacían sufrir mucho, estaba resentido por la subida a las antenas de Eslida de el día anterior. Adelantamos a un tío de mountain bike, que nos informó sobre la
dureza restante del puerto. A partir de aquí Gascó puso un ritmo frenético que ya no aminoró hasta la llegada al Castillo, aquí sufrí mucho. Fue un Gasconazo en toda regla. Casi coronando Vidal cedió unos metros que le impidieron coronar con nosotros. Al llegar arriba juró vengarse por esa afrenta. Lleva una cuenta mental de todos los ataques para luego devolverlos con intereses. Al poco de llegar al Castillo de Villamalefa llegó Pablo subiendo a buen ritmo y odiando a la pavorosa curva que le privó de enlazar. Siempre recordarás la famosa curva de El Remolcador que te hundió en el fango!
Almorzamos en una especie de bar-restaurante de cuyo nombre no quiero acordarme y que hacía unos bocatas esplendorosos. Un mal carma se adueño de nuestra mesa, ya que Gascó derramaba todo lo que tocaba. Llenó la mesa de birra, se cargó el servilletero y me derramó la birra encima otra vez, llegó muy energético al almuerzo. A nuestro lado había un grupo de ciclistas muy variopinto con edades comprendidas entre los 10 y los 90 años. Menudos carcamales y cómo gritaban los condenados! Parecían demonios encorvados y ganchudos! Y tenía unas bicicletas! Había una entera de carbono que valdría unos 6000 euros. Menuda tropa de orcos curtidos en mil batallas, se traían moto escoba y todo.
Recién almorzados (7euros) y carajilleados, nos subimos a la bicicleta de nuevo. Restaban 3 km de subida hasta la cima del remolcador. Aquí fue duro porque nuestras piernas estaban frías. Nada más salir del castillo, nos adelantó un camión cargadito de cerditos (se ve que el burriana fc jugaba fuera), aprovechando la confusión y sintiéndome motivado, lancé un buen ataque que me llevó en solitario hasta la cima de El Remolcador. El bocadillo obró milagros en mi cuerpo, me sentí totalmente recuperado, una vez coronado, me apeé para fotografiar el ascenso del grupo, que llegó totalmente fraccionado a la cima.
La bajada del remolcador por Lucena es larga y fabulosa, una delicia. Pasando Lucena empieza un terreno de repechones hasta llegar a la industrial Alcora infestada de camiones. Como no, el viento de cara a esas horas tan tardías era espeluznante. Vidal y yo estuvimos dando pedales contra el viento como unos condenados, es la prisa y la puntilla necesaria en la vuelta. En Alcora hicimos un alto en el camino para reagruparnos
Afortunadamente, hay un carril bici que va de Alcora hasta Castellón. A mitad camino nos paramos en una gasolinera a mear y a aprovisionarnos de bebidas dopantes para poder llegar a casa. El cansancio era muy grande pero me sentía aún las piernas fuertes. Pasaban las 2 de la tarde y había quedado para paella de marisco en mi casa con amigos de valencia. Llegados a Almazora y con la prisa metida en el cuerpo, apreté a buen ritmo y ya no miré atrás. Llegados al cementerio de Burriana, sólo Vidal venía a mi rueda haciendo honor a sus grandes condiciones llaneadoras.
Fin de etapa.
Espero que en breve realicemos una salida tan portentosa como la realizada ayer por las tierras altas de Castellón.
Muy buena crónica, fue realmente una gesta heroica
ResponderEliminarfue tan heroica que hasta me salió una almorrana!
ResponderEliminaraunque a día de hoy ya no estoy muy seguro de sí lo es o no!
pablo aún debe recordar como se "hundió en la miseria" en aquella curva fatídica!
ResponderEliminarqué cabrón!!! al final me sacasteis medio minutejo y eso que atacasteis a pobre vidal...
ResponderEliminarLo de un segundo botellín en la bici es imprescindible en ese tipo de etapas, yo suelo llevar dos: uno térmo en el que intento mantener el agua lo más fría posible y otro normal con aguas y sales.
ResponderEliminaryo suelo llevar 1 para beber y el otro para echármelo por la cabeza...
ResponderEliminarPERFILES DE SALVADORETS Y RECOLCADOR AÑADIDOS A LA CRÓNICA.
ResponderEliminarqué tiempos aquellos del 2009:
ResponderEliminar130,81 km realizados desde el puerto de Burriana.
Con un tiempo de 6 horas y 4 minutos pedaleando.
Con una media de 21,5 km a la hora.
Y una velocidad máxima de 66 km/h.
Y un almuerzo de casi 1 hora y 30 minutos. CASI PANTAGRUÉLICO!