Marcelo ante el Cabriel, a mitad de ruta y bajo un sofocante calor otoñal, valorando la posibilidad de sumergirse en las frías y cristalinas aguas del río.
Saludos ciclistas. Hoy tenemos entre manos la ruta que hicimos el pasado lunes 10 de octubre por los parajes de las Hoces del Cabriel, en el límite de las provincias de Albacete y Valencia. Un fantástico recorrido por un bello tramo del Cabriel, recorriendo ambas orillas entre el balneario de Fuentepodrida muy cercano a Villatoya y Tamayo. Nos reunimos un buen grupete de ciclistas del Club Ciclista Caminos Valencia, contando con la presencia de Paco, Vicente, José M., Emilio, Marcelo, Gabriel y un servidor. Ruta preparada y guiada con gran acierto por Gabriel, buen conocedor de estos parajes y excelente ciclista tanto de carretera como de montaña. Vamos con el recorrido.
Perfil ruta circular por las dos riberas del río Cabriel, serpenteando junto a sus Hoces. La Ruta se inicia en el Balneario de Fuentepodrida (junto a Villatoya) alcanzando el poblado abandonado de Tamayo en el que se cruza el río. Vuelta al balneario por la otra ribera del Cabriel.
Distribución de sendas en la ruta.
Preparando las máquinas en Fuentepodrida, previamente se procedió a dar cuenta de un almuerzo completo. Lo normal es reponer tras la ruta, pero eran ya casi las 11 de la mañana y no podíamos salir a ciclar con los estómagos vacíos.
La salida.
Primeros “bolos” en ascenso, ideales para preparar cuerpo y mente para la ruta.
Hubo alguna rampa complicada pero corta en el tramo inicial de la ruta.
Paco sorteando obstáculos.
Paco explicando su experiencia con el suelo arenoso de baja cohesión, seguido de rocas en tramo ascendente. José M. también compartió su experiencia. Ambos quedaron bien, sin consecuencias graves. Más adelante optaron por desviarse de la ruta prevista, buscando terrenos menos disgregados.
Gabriel nos guiaba por paisajes fantásticos, a buen ritmo por cierto.
Pudimos visitar las ruinas de la Central del Retorno, abandonada.
Y completar un meandro completo, no indispensable para la ruta, que nos llevó hasta la base de la presa del Retorno.
En la presa del Retorno.
Escalera metálica en la presa del Retorno. Llegados a este punto, fue indispensable escalar por la escalera de pates metálicos con la bicicleta al hombro para volver al camino.
Y nos metimos en una bonita senda fluvial en continuo sube-baja casi en la orilla del río.
Muy rápida la senda y con ausencia de rocas y bolos.
Y llegando al final de la senda, en uno de los toboganes ascendentes, la desgracia cayó sobre la marcha, pues se rompió la cadena de Vicente. Afortunadamente no hubo que regresar al coche andando, pues contábamos con tornchacadenas, eslabones y la gran pericia mecánica de Gabriel, que nos salvó del desastre. Los eslabones que teníamos Marcelo y yo parecían no ser compatibles con la cadena de Vicente, así que Gabriel empalmó la cadena sin añadir nuevo eslabón. Funcionó a la perfección.
Rotura de la cadena de Vicente en plena senda fluvial en las Hoces del Cabriel.
Senda fluvial tras la rotura de la cadena.
Situación de la senda fluvial.
Tras el percance en la senda fluvial salimos al camino a buscar la siguiente senda del día, esta de mayor dificultad, a la que hemos llamado Gurrafe pues pasa una rambla muy cercana con el mismo nombre. Se llega a la senda desde el camino del Molino de la Terrera.
Situación de la senda Gurrafe.
Perfil de la senda Gurrafe.
Senda Gurrafe, en el tramo central. Disponíamos de un vídeo del primer tercio de la senda, pero una rama me arrancó la cámara del casco y al caer al suelo se salió la batería, con lo que el vídeo en curso quedó corrupto.
Senda Gurrafe en el tercio final. Resultó ser una senda bastante larga y entretenida con zonas rápidas y otras técnicas, muy variada, incluso tramos técnicos en ascenso al final. Inspeccionada días antes a pie por Gabriel, que la localizó por fotografías de satélite. Bien Gabriel. Buena senda!
Casi al final de la senda Gurrafe.
Puente de Tamayo.
Resultaba muy tentadora la opción de darse un buen chapuzón.
Tamayo.
Última subida por asfalto seria de la jornada, un par de kilómetros al 7-8% tras la rueda de Gabriel, lo que significa llegar arriba con una serie realizada.
Coronamos y a esperar a la tropa, que nos alcanzó al momento. Nos quedaban 17.5 kilómetros por pista hasta Fuentepodrida y 2,2 hasta la fuente del Tete, en la que esperábamos refrescar nuestras resecas bocas.
Reagrupamiento en el cruce.
Rápido descenso hacia el Tete tras Vicente, Emilio iba destacado en cabeza, pues ya conocía las características de esta pista.
Fuente escondida pero con frescas aguas.
Tocaba arrancar de nuevo para llegar a comer a una hora decente.
Último reagrupamiento. A 7,5 kilómetros de meta. Nos esperaba la serie más contundente del trayecto.
Gabriel cogió la cabeza del grupo y ya no la soltó.
Con viento de cara, Gabriel puso un ritmo infernal, a lomos de su Epic, que hizo perder lastre rápidamente al grupo. A su rueda me coloqué y en una tachuela mi pulsómetro marcó 191. Magnífica serie!
Acercándonos al viaducto, que marcaba casi el final de la ruta.
Ya entrando en el balneario con las piernas a tope de ácido láctico. Viva la bicicleta!
Paco y José M., los más listos de la expedición, nos esperaban en la terraza frescos y con la sed saciada. Muy buena ruta, a ver si podemos repetirla el año próximo.
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