SIERRA CALDERONA, ORONET Y PICO DEL ÁGUILA #DT09 09-04-2016

Así como el que no quiere la cosa, en menos de 24 horas pasamos de hacer una etapa en Ares del Maestre a decantarnos por adentrarnos en lo más florido de la Sierra Calderona, y la cosa salió muy bien. Tramo corto de coche hasta Algar de Palencia y una etapa de carretera muy chula con dos puertos de gran solera en el ámbito cicloturista valenciano, el Oronet y el Pico del Águila (Chirivilla como veis en la foto anterior). Vamos con los datos de la etapa.

TRACK EN STRAVA

Quedamos en Algar, en el bar la Brasa, buen sitio para aparcar e iniciar etapa. El Capitán protagonizó el primer incidente del día, colocando su montura en la puerta del bar con el consiguiente enfado y recriminación del mesonero. Cierto es que había algunos parroquianos mañaneros que no parecían dar pie con bola. Definitivamente la comarca del Alto Palancia se nos resiste. Un ritmo muy cansino nos acompañó hasta la base del Oronet, con avería incluida del sr. Vidal, problemas con la tija del sillín.

LA BATALLA EN EL ORONET:

El que nos lee desde hace tiempo, es buen sabedor que no somos grupo de grandes ritmos y ataques, pero a veces, y a nuestra reducida escala, la guerra viene tocando los tambores desde el abismo. Pues en la misma base del Oronet, el buen Capitán se puso a un ritmo fogosísimo, y sólo había opción a descolgarse desde la base o echar el resto y engancharse a mordiscos a su rueda. Casero y Servidor, aceptamos gustosos el guante que nos fue lanzado al careto, y el trío fue para arriba.

Dejamos que el Capitán se cociera en cabeza, mientras le succionábamos la rueda a pulsaciones bastante altas, confiábamos en una rápida explosión. La explosión no llegó, pero bien es cierto que aflojó el pedal en la parte más dura, momento que aprovechamos Casero y Servidor para sacarle al Capitán belicoso unos metros. Confiábamos en llegar a la parte suave del puerto con el Capitán totalmente cocido y descolgado, cosa que no ocurrió, y poco a poco fue recuperando el terreno perdido. Las calderas estaban en plena ebullición. Justo antes de alcanzar la parte floja de la subida, Capitán tomó las riendas de nuevo e imprimió un ritmo "in crescendo" al que Casero dijo no y se dejó caer unos metros escasos.

Llegamos al último kilómetro y el Capitán grunía como un gorrino dándolo todo para distanciar lo máximo posible a Casero en la cima, estuve tentado de forzar la máquina y abochornar al Capitán en la cima, cosa que finalmente no hice, pues tengo principios. Al revés, el Capitán me habría atacado como un jabalí hambriento, pues es un ser de naturaleza rufianesca que no tiene ni conoce honor en cuanto se sube a la bicicleta. Coronamos juntos y Casero nos alcanzó en unos pocos segundos. Vidal hizo su propia subida desde la base. Sabia decisión. Toda la batalla queda bien reflejada en el siguiente gráfico de Strava. Clic en la imagen para acceder a Strava.

Momento cima.

Una vez reunidos iniciamos el descenso hacia Serra-Nàquera. Había un gran enjambre de ciclistas en ambas vertientes, algo inaudito, pues en Espadán no encontramos esos pelotones tan numerosos dándolo todo hacia arriba y hacia abajo.

Del camino hasta Olocau, no hay mucho que contar, es una zona de transición. En el cruce de Bétera, se inician los carriles bici que te llevan poco a poco y en ascenso hacia la Sierra de nuevo. Está bien pensado, pero hay rectas interminables y el viento de cara no nos permitía avanzar muy rápido.

Antes de llegar a Olocau, hay un pequeño colladito que el Capitán rufián aprovechó para atacarnos de nuevo y sacarnos unos metros. Estaba en plan acoso y derribo, no sé qué le pasa en su interior, pero hay un fuego que le consume las entrañas y le empuja a dar más cornadas que un toro furioso.

En Olocau daba comienzo la segunda dificultad montañosa de la jornada, el puerto de Chirivilla. La idea inicial era ascender, y comer en la otra vertiente, Segorbe o Geldo. Nuestros estómagos no estaban de acuerdo con esa opción, así que nos metimos mansamente en la localidad de Olocau y...a disfrutar de otro episodio de almuerzo raruno.

EL ALMUERZO EN OLOCAU:

De las tres opciones visibles de bar, nos aposentamos en el bar central, el bar Faustino de la calle San Vicente. Del bar decir que es buen lugar en el que yantar, un almuerzo completo con las calidades standart por sólo 5 euros, algo difícil de encontrar cuando eres ciclista y quieres almorzar en sábado. Lo curioso era la actitud de la camarera. Era más que evidente que no deseaba estar allí. Hablaba con ironías extrañas sobre el local en el que estaba trabajando, no conocía el nombre del bar, y no hablaba con entusiasmo precisamente de los productos que servía. Una muy extraña sensación dejó en el ambiente...pero nosotros a lo nuestro, fue un ágape más breve que el de otras ocasiones, pues aún quedaba un puerto por ascender.

LA LARGA ASCENSIÓN A CHIRIVILLA:

Piernas anquilosadas y tripa repleta, mala combinación para darse un largo ascenso. Suerte que nos enfrentamos a un puerto de escasos porcentajes. Los primeros kilómetros desde Olocau fueron los más sombríos y boscosos. El firme no está en muy buenas condiciones. No pudimos "gozar" mucho rato de la compañía del Capitán ansias, pues al poco de comenzar la ascensión ya estaba empujando con su furor interno. Esta vez no cogimos el guante, nos apalancamos y le dejamos hacer. En la siguiente foto puede verse al Capitán empujando. Le gritábamos para que aminorara pero se hacía el sordo, como muy bien sabe hacer. En Marines lo perdimos.

Desde Marines hasta la cima, el puerto se fue abriendo en paisajes, y presentaba menos arbolado, se adivina un festival de tocino a la brasa en cuanto empiece a apretar el calor. Chino-Chano y esperando a Vidal, cuyas patas ya habían dicho basta hacía rato, llegamos a la localidad de Gàtova, en la que hicimos un alto bastante prolongado y, sin noticias del Capitán.

4 kilómetros nos separaban de Gàtova hasta la cima. Nos pusimos de nuevo en camino muy perezosamente, ya no nos quedaba ardor guerrero al trío de cola. En la cima nos esperaba el Capitán, que había llegado allí como 15 minutos antes. Muy batallador. Nos hicimos las fotos de rigor en la placa y emprendimos el descenso hacia Segorbe, protagonizado por un Vidal que casi se va a Altura y por un eslabón de cadena juguetón que casi se sale de la transmisión.

El regreso a Algar encierra pocos misterios. Una vez en Segorbe, tomamos la antigua general, ahora transformada en una fantasmal vía de servicio, sin coches y sin mantenimiento. Afortunadamente con un bendito aire de popa que nos llevó en volandas hacia el final de etapa. Aún antes de llegar a Algar, en el repecho de la gasolinera, recibimos una última y feroz cornada del Capitán impertinente, que parece que nunca tiene bastante con esto de los ataques. A la próxima más y mejor, y con más bikers si puede ser. Salut i feïna.

EL VÍDEO MONTAJE DEL CAPITÁN:



TODAS LA FOTOS DE LA JORNADA: