Bueno amig@s de Dándolo Todo, con el otoño llega el momento de hacer la
clásica de Els Ports y repitiendo escenario de partida del año anterior la
salida se realiza desde Chiva de Morella, gentileza del amigo Guillermo. Así
pues el compañero QuicoF y servidor nos unimos al anfitrión para ciclar tamaña
gesta. Veamos cómo aconteció.
Este año había que innovar. Así pues me armé de una buena herramienta de
diseño de tracks como es
RideWithGPS y me puse a
dibujar. La criatura al nacer midió 150 km y pesó 2.600 m desnivel positivo.
Número que ninguno de los 3 participantes había osado a acercarse alguna vez
(al menos éste que redacta). Un engendro salido de las mismísimas mazmorras de
Mordor, al cual Saurón, señor de las tierras Monroyas del norte, dio su
aprobación.
Así pues, la criaturita tomó forma de ruta circular con 13 puertos en total,
alternando 4ª, 3ª y 2ª categoría, y que podéis ver en el siguiente mapa.
Ruta de la etapa
Perfil de la etapa
Por tanto, previa a la realización del evento, y repitiendo procedimiento
del año anterior, subimos la tarde anterior a Chiva de Morella donde
amablemente Guille nos deja hospedarnos en sus aposentos. Dejamos trastos en
su casa rural y raudamente nos dirigimos a Morella a cenar al Bar La Nevera.
En esta ocasión degustamos croquetas de cecina, de cocido y platos
combinados (Chuletón y Secreto) y bocadillos especiales sin queso (bajo pena
de muerte del mesonero), regados con rica cerveza 1906.
Con la panza bien repleta y al borde de la expulsión del bar nos recogimos
de nuevo en la morada Chivesca para alcanzar un sueño reparador pues la
mandanga del día posterior iba a ser de órdago. El sueño no acudió a mí y
pasé la noche dando vueltas en la cama acongojado por la gesta por venir. No
soy de dormir bien el día antes de una gesta o marcha "no competitiva", y en
esta ocasión lamentablemente no fue diferente.
Mañana no muy fresca, propia de este interminable 'veroño'. En la previsión
meteorológica vaticinan viento y algo de agua. No encontramos nada de ambos
durante todo el recorrido... y fue de agradecer.
Como el año pasado, subimos Roureda, puerto para poner un poco las piernas
en orden, para seguidamente descender unos pocos km y afrontar el segundo
puerto de la jornada: Morella por Chiva. Nos deleitamos de las vistas un año
más (no será el último) mientras comentamos los diversos dolores y males que
nos aquejan y que tras la etapa de hoy puede que nos queden de forma crónica
y permanente. Espaldas de mentiras y traseros doloridos serán una constante
en la etapa, así como alguna tara con determinadas pendientes.
Segundo puerto, ascenso hasta el Portal de ST Miquel de Morell
Llegados a Morella bordeamos la población buscando la carretera a Forcall de
descenso vertiginoso. Tanto que algún salto de cadena hubo. Tras varios kms
dejamos a nuestros lados las poblaciones de Ortells, Villores y Palanques en
un sube-baja interminable con pendiente en descenso hasta alcanzar Zorita.
Eso que llaman "oficialmente" pestoseo, aunque para nosotros el ciclismo
pestoso sea otra cosa.
Nos acercamos hasta nuestro primer avituallamiento de la jornada. ¿Tan
pronto? Sí, el desayuno ha sido frugal y nuestras panzas necesitan llenarse
de nuevo. Abajo quedó el chuletón de la noche anterior y hay que reponer
pilas. Nuestro desvío: El Santuario de la Mare de Deu de La Balma y las
adoquinadas escaleras que llevan al restaurante: nuestro destino. Allí con
amabilidad nos permiten recargar la bicicleta de QuicoF. El parsimonioso,
aunque correcto, servicio (me dio tiempo a dar un vistazo al Santuario y
llegar hasta la pequeña capilla que hay al fondo) nos dio de almorzar.
Bocadillos y vino van incluidos en el precio, la cerveza no. La broma
cervecil nos salió por un pico a Guille y a mí. QuicoF que fue más sabio se
dedicó a saborear el jugo de Baco. Esto y unos correctos carajillos norteños
completaron el almuerzo.
Raudos salimos a por la tercera cima del día, no sin antes llanear picando
hacia abajo durante unos muy bonitos 20 kms hasta llegar a la población de
Aguaviva. Hasta allí disfrutamos de paisajes boscosos y cauces de ríos
resecos, otrora más caudalosos, con bonitas pozas donde poder pasar un buen
día de verano.
Tercera cota, Aguaviva
Pero todo lo hermosos tiene un final y llegados a Aguaviva comienza una
consecución de puertos, hasta 4 consecutivos (Aguaviva, La Ginebrosa, La
Cañada de Verich y La Cerillera-Covetas), no tan vistosos. Unos 15 kms de
puertos bien pestosos intercalados por descensos y llanos. No sabría en
estos momentos y habiendo dejado reposar la mente, poder distinguir unos de
otros, pero tenían puntos duros y exigentes. Pestosidad y calor son la
tónica dominante en estos kilómetros. "El puerto que nunca acaba" lo
denomina alguno. Y puedo dar fe que así era.
EL CUARTO
EL QUINTO
EL SEXTO
EL SÉPTIMO PUERTO
Superado este interminable puerto llegamos a la N-232. Tomamos la carretera
nacional durante un par de kilómetros y tomamos el desvío dirección
Valderrobres. Una carretera secundaría nos recibe un impresionante descenso
hasta Ráfales. En el GPS me parece atisbar con el rabillo del ojo pendientes
del 11-12%. Cuando diseñé la etapa, la duda radicaba en qué sentido elegir,
pues me apetecía disfrutar de estas rampas en ascenso. Finalmente el horario
fue el sentido escogido. Y no defraudó.
Llegados al Ráfales el firme empeora y se torna en casi camino rural. En una
zona frondosa van avanzando los kms entre baches, socavones y paisajes
bellos. Muy parecida a la carretera del cañón Cedramán. En esto que aparecen
de pronto 2 tachuelas con las que inicialmente no contábamos. Creía que
desde aquí hasta la comida sería un paseo. Coser y cantar. Nada más lejos de
la realidad. Los dos puertecillos (En Catalá 1,9 km y Portellada 1,5 km) nos
pusieron en nuestro sitio. Y no es que fuesen duros, pero con 80 km en
nuestras almorzadoras piernas, se nos hicieron bola cual madrugón.
OCTAVO PUERTO
NOVENO PUERTO
Llegados al cruce con la carretera torcimos a derechas y cruzando el río
Tastavins nos dirigimos, esta vez sí, a la pitanza. No sin antes chamarnos
un pestoso tramo de 5 kms de carretera picando hacia arriba hasta alcanzar
Valderrobres.
Una vez recorrido el pueblo en busca del casco histórico, nos recibió el
Matarraña y el Puente de Piedra que lo cruza. Una magnifica imagen digna de
cualquier caballero de novela de Ken Follet arribando a su castillo.
Nosotros entramos con nuestras monturas modernas a través del portón y una
vez en La Plaza España entramos a la Fonda La Plaza en busca de los tan
ansiados jalambres.
Mientras Quico recargaba la batería de su bici, Guille y yo nos dirigimos a
la planta baja a nuestra mesa asignada. Me comenta que no anda muy fino del
estomago desde que ha entrado al restaurante por lo que obviamos cervezas y
pasamos al agua y vino. Eso no le priva de pedir una ensalada de ahumados y
una rica pata de cordero. Quico demanda salmorejo y chuletas de cordero. En
mi caso sopa de fideos y me uno al cordero de Guille. Añadiendo ricos
postres (sorbete, brownie y crema catalana) al carajillo final y ya podemos
salir "redolando" como gorrinos del lugar. Buen yantar a precio adecuado.
Salimos raudos del local pues haciendo números durante la comida hemos
observado la mandanga que todavía nos queda. Aproximadamente 50 km, y todo un
señor puertaco para rematar la jornada. Los lobos y los buitres ya se
arremolinan en nuestras mentes y se atisba lo peor. Así pues con dolores
estomacales y de espaldas abandonamos Valderrobres y comenzamos el ascenso al
puerto de Fuentespalda (6,5km al 3,3%). Y no, no es este el puerto donde se
nos van a comer los lobos. Éste simplemente es el aperitivo. Puerto sin mucho
glamour, tan similar a Arenillas por Montán que por momento me da la sensación
que estamos ciclando la achicharrante y embriagadora etapa de julio del año
pasado en Montanejos.
10º PUERTO FUENTESPALDA
El Sol van bajando y los kms disminuyen muy lentamente. El descenso hasta
Peñarroya de Tastavins se hace rápido, aunque pesado. Mucha matraca en las
piernas llevamos. Al pasar Peñarroya viene un tramo de 8 kms picando hacia
arriba sentido Herbés. Es aquí donde entre paisajes casi pirenaicos nos
vuelven los miedos al cuerpo. Los dolores estomacales se hacen más agudos,
temiendo expulsiones indeseadas por parte de algunos del trío. Las espaldas
aguantan aunque bien doloridas (temiendo el mañana, más que el ahora). En este
punto es cuando Quico hace uso del comodín de la llamada. Con su discreto
auricular contacta con el Villano de Casero, Maestro Rufián y Señor de Els
Ports. Solicitamos de su sabiduría ancestral de la zona en la que vamos a
adentrarnos. Lo desconocido está frente a nosotros y necesitamos que arroje
algo de luz a nuestra ruta. Tras consultar con su Palántir nos confirma que
estamos bien jodidos (Para eso no te llamamos, Sergio 😂😂. Eso ya lo
sabíamos). El desvío por Monroyo y la Nacional no aporta menos metraje ni
menos desnivel. Mismo desnivel, carretera pestosa y trafico peligroso son los
ingredientes de la alternativa. La desechamos y nos centramos en abordar el
puerto de Torre Miró por Herbés tal y como estaba planeado desde el principio.
Llegamos a base de puerto. La opción de que alguno perezca en el intento y
tenga que volverse hasta Herbés a que más tarde, tal vez a las 11 de la noche,
volvamos a recogerlo en coche, planea en el ambiente. Y ahí, serpenteante y
temido, frente a nosotros el gran coloso. 9 kms al 4,7%. Su primer kilómetro
es brutal. La sucesión de rampas de 2 dígitos fue imparable hasta alcanzar el
13%. La "Rampofobía Duodigital" de Guille llegó a su máximo apogeo en este
instante. Aguanté con él los primeros 2 kms hasta que no pude más y el cuerpo
me pidió su propio ritmo. Alcancé a QuicoF y continué purgando mis pecados
como imagino hacían el resto.
El puerto es sí es una autentica belleza. Vistas impresionantes hacia la cara
norte donde la carretera se observa sinuosa cual serpiente. Por fin en el km 4
suaviza durante un kilómetro. A continuación un pequeño descenso de poco
menos de un kilómetro donde nos reagrupamos. Y de nuevo a expiar pecados
durante otro repecho de 700 metros que nos recibe con un 12%. Vuelta a
separarnos. Reunión en la cima (falsa cima). Descendemos y a lo lejos vemos la
granja que viene desde Castell de Cabres en la cima real del puerto. Ya casi
lo tenemos, pienso. ¡Mentira podrida! Queda lo peor. 2 kms infernales que nos
reciben con otro 13% y posteriores rampas interminables del 10%. Juro que en
la vida he estado tan vacío como en este punto. Cada metro era un suplicio.
Odié la bici. Odié mis tracks y, ¿cómo no?, odié a Gascó!!
Finalmente llegamos a la encrucijada en la cumbre del puerto de Torre Miró.
Allí, no soy fan de 'potingos', me metí el único gel que llevaba y no
pensaba utilizar. QuicoF me decía que con eso me cagaría. Sin embargo notaba
que la comida de Valderrobres la tenía en las uñas de los pies. El vacío
inundaba todo mi cuerpo y sobre todo mis piernas. En este punto y con el astro
ya a punto de esconderse surgió la duda de si seguir track y circular por vía
de servicio o acelerar la ruta circulando directamente por la N-232. La
decisión estaba clara: cuanto antes en Chiva mejor. Así pues, y con alguna
impudencia, nos metimos en la carretera y anocheciendo volamos hacia Morella
en pos de terminar la ruta.
Al llegar al acueducto de Santa Lucía la oscuridad ya era una realidad. Sin
embargo se hizo la luz. Un pequeño foco de emergencia que portaba iluminó el
camino cual Gandalf en las tinieblas de Moria y desvaneció cualquier
posibilidad de acabar haciendo autostop o buscando taxi en Morella para llegar
a Chiva. Por delante un puerto y medio, pero ya con el vislumbre del final de
ruta se hizo con calma y casi alegría.
Al llegar a Chiva el jolgorio y regocijo eran mayúsculos. Creo que mis piernas
trémulas nunca se habían sentido tan felices de bajar de una bici. En ese
justo instante el campanario de la parroquia de El Salvador de Chiva daba las
8 de la tarde. Casi 12 horas de puro cicloturismo que casi acaban con
nosotros.
Como último homenaje, y ya que vistas las horas negociamos permisos para
quedarnos una noche más, nos metimos en el bar del pueblo unas tapas y unas
birras para celebrar, que estábamos vivos, que los lobos y buitres no se
habían dado un festín con nuestros huesos y, ante todo, por el ciclismo y la
amistad que conlleva. Y para muestra un botón,.... o unos saludables
torreznos.
MUY BIEN CAPITÁN. Una crónica a la altura de la etapa. Felicidades por haber parido tamaño bicho de track y su extensa crónica. Ya he añadido todas las altimetrías. A ver qué tal la clásica de Morella del año 2024 🙂
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MUY BIEN CAPITÁN. Una crónica a la altura de la etapa. Felicidades por haber parido tamaño bicho de track y su extensa crónica. Ya he añadido todas las altimetrías. A ver qué tal la clásica de Morella del año 2024 🙂
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